El planeamiento urbano

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Los que ya llevamos algunos años intentando desarrollar planeamiento, vemos como desde principios del siglo pasado hasta hoy, han ido modificándose los principios, desde un primer, casi romántico, humanismo, dónde se buscaba primordialmente el fin social, hasta el monstruo normativo imposible de manejar en qué se ha convertido hoy día.

Con la apropiación del planeamiento por el poder político como principal fuente de financiación, ha ido degenerando el concepto hasta convertirse en un instrumento cada vez más alejado de las necesidades reales de la población, la creciente necesidad de los ayuntamientos y las comunidades autónomas por financiarse a través del planeamiento ha creado un entramado normativo, cada vez más complejo, hasta llegar al punto que ya ni siquiera la propia administración puede  controlar de manera razonable. Esto trae como primera consecuencia la dilación de los procedimientos hasta plazos inadmisibles y además, es prácticamente imposible la creatividad, en un intento (que me parece enfermizo), por controlarlo todo.

Cuando los profesionales nos enfrentamos ante un nuevo proyecto, actualmente lo importante no es buscar la mejor respuesta a las necesidades concretas que se pretenden satisfacer, , sino, desgraciadamente, el intentar cumplir todas las normativas que encorsetan totalmente la creatividad y desvirtúan el resultado.

Por su parte la administración actuante, únicamente puede concentrarse en que se cumplan todas las normativas, y esto resulta hoy día tan complejo que quedará satisfecha si se llega a lograr este fin, obviando todos los principios realmente importantes del planeamiento.

La dinámica económica de hoy día no permite mantener capitales paralizados durante 8 o 10 años a la espera de poder cumplir todas las condiciones y tramitaciones que exige el planeamiento actual, normalmente desfasado, y que, para mayor complicación, es tan rígido que hace prácticamente imposible su modificación en un plazo razonable.

Todos hemos vivido experiencias con promotores dispuestos a invertir en el planeamiento, considerando que existe una posibilidad de desarrollo, una demanda en el mercado y finalmente se han frustrado al chocar con graves problemas entre otros:

1. Dicho producto no es el que se preveía hace x años cuando se redactó el planeamiento general.

2. Los plazos para el desarrollo de dicho planeamiento de 5 a 10 años hacen inviable la operación financieramente.

3. La normativa legal de aplicación desvirtúa completamente el producto que el mercado solicita en cada momento.

Todo esto hace que estemos desde hace ya años de hecho, con el planeamiento de desarrollo paralizado.

El contexto actual de diseño de planeamiento general es como una fotografía de cómo los planificadores consideran que debe diseñarse la cuidad en los próximos 8 años. Teniendo en cuenta que dicho instrumento tardará en entrar en vigor un mínimo de 10 años y que lo estará de media entre 10 y 20 años, sino más, no tiene muchas posibilidades de acertar en sus previsiones.

Quizá hoy día más importante, (o al menos más urgente), que las reflexiones sobre el crecimiento de la ciudad, la compactación, la viabilidad económica, etc., sea la creación de herramientas que permitan hacer un planeamiento eficaz, rápido y realista, que cumpla con las necesidades de la población, y sea lo suficientemente flexible para que económicamente sea viable.

Para empezar, no estaría mal empezar por la reducción al máximo de las ordenaciones estructurales y la simplificación hasta niveles lógicos de los informes sectoriales.